Sevilla tiene un calor especial …

Y además de verdad. Sevilla tiene un calor especial, da igual que acudamos en pleno mes de julio de 2009 o a comienzos de mayo de 2012. Mala elección en ambos casos a mi parecer. Por el motivo que sea Bruce Springsteen no tiene la suficiente fuerza en el sur de España como para llenar el obsoleto estadio Isla de Cartuja. Parece obvio que el nucleo duro de fans del genio de Nueva Jersey se concentra en la zona norte y meriodional de España. Si ya en el 2009 daba escalofrios ver la floja entrada para recibir por aquel entonces por primera vez a Bruce Springsteen en Sevilla en esta ocasión sucedió tres cuartas partes de lo mismo. Una pequeña diferencia entre ambas fechas. En el 2009 el concierto fue un martes, finales de julio con cuarenta grados a la sombra. Veniamos de un increible espectáculo en San Mamés y no hubo ni tres cuartas partes de aforo (siendo generosos). Debieron firmar contrato por dos conciertos y sorprendió cuando se anunció a Sevilla como inicio de gira springstiniana en España y en Europa. A priori prometia la cosa: mes de mayo (lejos del sofoco veraniego) y concierto en fin de semana. No fué suficiente a pesar de los esfuerzos por parte de la organización colocando el escenario del artista en mitad del campo y no en el fondo norte como la otra vez. Si bien este detalle maquilló la realidad, los que alli nos dimos cita teniamos ese pesar cuando girábamos el cuello y repasabamos las gradas. La crisis puede con todo, y en Sevilla todavia más.

Llegamos a la capital andaluza el sábado a medio dia, con las prisas por estar cuanto antes fisicamente en el estadio ya que al parecer las listas para conseguir pulsera de entrada al pit habian sobrepasado ya la centena. Increible pero cierto. Nadie parecer querer en España el sorteo de pulseras que se hace en Estados Unidos pero empieza a parecer asombroso la celeridad con que se organizan las colas ya. La recompensa es clara: poder tocar a nuestro ídolo y arroparle a escasos metros. El precio que pagas, the price you pay, es demasiado alto. Recuentos cada 4h, madrugones para estar a las 7h de la mañana, gente, agobios, calores. Nada parece lo suficiente con tal de poder estar ahi presente. Lo peor es como uno mismo va notando que cada vez hace cosas mas raras y mas increibles por adelantar puestos cada concierto y por estar mas arriba posible. De locos, asi es todo esto.

Poco más o menos como la anecdota de colarnos en los ensayos de sonido del sabado por la tarde, a pesar de estar algunos de nosotros alojados en el hotel del estadio. Poder presenciar las pruebas de sonido para un fan de Sprignsteen es algo innimaginable. Escuchar «The Promise» o «Thunder Road» es como tocar el cielo. Lástima que tuvieramos que perdernos las ultimas canciones … para acudir al recuento de pulseras de las 20h !! Después vino la cena por Triana (ya que habia rumores que el artista saldria a cenar por alli), y cómo nuevamente habia recuento de listas a las 0h no pudimos pasar por el hotel Alfonso XIII para tratar de fotografiarnos con alguno de los miembros de la banda. Tras una noche más larga para unos que para otros, por fin habia llegado el dia del concierto. Tras los recuentos de las 11h y de las 15h ya era el momento de «plantar el trasero» entre las vallas y procurar que las horas pasaran lo más rapido posible. Es el momento ideal para hacer nuevas amistades, saludar a las antiguas y palpar el ambiente previo a semejante evento. Impagable todo. Mencionar los esfuerzos por la organización de controlar los accesos al estadio porque no se introdujeran botellas grandes de agua asi como ningun tipo de alimento. La excusa era tratar de hacernos entender que los dueños de los bares que estaban dentro del estadio tenian «derecho a hacer algo de negocio». Parecen éstos olvidar que realmente quién paga la entrada es el que da vida a todo este tinglado …

Una vez dentro del estadio y colocados cerca de las primeras filas ya sólo quedaba esperar. La recompensa de tocar la mano de Springsteen seria el premio final para la mayoria de nosotros. Los conciertos de Bruce son especiales, tienes que estar dentro de este mundillo para entenderlo, por eso sus fans son gente fiel, a sabiendas de que ningún concierto es igual al anterior. Por repertorio no será desde luego.

Un magnifico concierto más que guardar en la memoria, si bien los mas exigentes echamos en falta mas presencia de joyitas de discos como «The River», «Tracks» etc. Horas despues de metes en la cama, con las piernas rotas y te repites a ti mismo que ya no estas para estos trotes. Al dia siguiente ya tienes mono de Bruce y ya preparas el nuevo asalto al próximo show. Gracias a todos por ser cómplices de estos momentos … Larga vida al boss!

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